¿Cómo integrar el valor del “respeto” en la vida de nuestros hijos?

 

El respeto es un valor fundamental. Es la base de las relaciones con otras personas y por ello, como padres, es un valor que queremos desarrollar en nuestras familias.

Todos queremos criar hijos respetuoso, pero ¿qué es el respeto?, ¿cómo lograr inculcar este valor en nuestros hijos?, ¿desde cuando debemos hacerlo? Para profundizar más en el tema busqué a Diana Sánchez, Directora de Cuncuna (Centro de Desarrollo para padres e hijos de 0 a 6 años) y me compartió lo siguiente:

El Respeto es un valor fundamental. Es la base de las relaciones con otras personas y por ello, como padres, es un valor que queremos desarrollar en nuestras familias. Sin embargo lo que cada uno entiende por respetar a los niños es algo completamente personal y subjetivo. Cada persona tiene una idea diferente al respecto.

Buscando respuesta a esto encontré la filosofía RIE y la pedagogía Waldorf, ambas, complementándose, toman el Respeto como base fundamental del trato con los niños y buscan ayudar a padres y adultos a incorporar ese respeto en la vida diaria con sus hijos.

Ideas para incorporar el respeto en la vida de nuestros hijos:

* Aceptarlo tal y como es: Debemos lograr que se sientan amados como son y por lo que son. Esta aceptación les va a dar seguridad y confianza.

* Observarlos y conocerlos: Para poder conocer verdaderamente a nuestros hijos es indispensable observarlos detenidamente, sin juicios o prejuicios, buscando simplemente saber cómo son, qué les gusta y qué les cuesta trabajo. Entre mejor los conozcamos, mejor podremos amarlos y ayudarlos.

* Aceptar cada etapa de su desarrollo: Entender la etapa que está viviendo nuestro hijo lo ayudará a sentirse aceptado y comprendido. Por ejemplo, cada vez que sentamos a un bebé rodeado de almohadas, porque no se puede sostener por sí mismo, no estamos aceptando ni disfrutando lo que sí puede hacer, por desear que haga lo que aún no puede.

* Tratarlos como personas: Los niños son personas desde que nacen, por tanto debemos tratarlos como tal desde el principio. Por ejemplo, cada vez que levantamos a un bebé de su cuna sin avisarle, le echamos agua en la cara sin advertirle, o le arrebatamos un objeto de las manos, estamos tratándolo como si fuera un muñeco, más que un bebé.

* Recordar que son niños: Debemos siempre tomar en cuenta que son niños, no adultos pequeños. No debemos de pedirles que hagan, digan o actúen de formas que aún no son capaces.

* Verlos a los ojos y sonreírles: Nuestras miradas dicen mucho de lo que sentimos; cuándo antes de darles una orden hacemos contacto visual con ellos, los estamos haciendo sentir vistos, aceptados y queridos, no por lo que hacen sino por lo que son.

* Hablar con ellos, no de ellos: cuando al hablar de nuestros hijos los incluimos en la conversación ellos se sienten tomados en cuenta. Es muy diferente oír que tu mamá le platica a tu abuela lo mal que dormiste ayer y lo poco que la dejaste dormir, que si ella te incluye en la plática diciendo: “vamos a contarle a tu abuela lo mal que dormimos ayer”.

* Hacerlos sentir bienvenidos: Nuestros hijos necesitan sentir que nos da gusto volverlos a ver y que tenemos tantas ganas de verlos, como ellos a nosotros. Para lograr esto podemos, por ejemplo, al recogerlo de la escuela, antes de quedarnos platicando con las otras mamás mientras él está esperando, primero que nada recogerlo, verlo a los ojos y saludarlo.

* Hacerlos sentir que pensamos en ellos: Es muy importante decirles que los extrañamos y ansiamos volverlos a ver; con esto les hacemos sentir lo importantes que son para nosotros y lo mucho que nos hacen falta. Por ejemplo, podemos llevarle una piedra hermosa que encontramos en el camino, porque al verla nos hizo acordarnos de lo mucho que a él le gustan.

* Dejarlos hacer las cosas por sí mismos: Muchas veces los padres tendemos a hacer todo por nuestros hijos, sin embargo, si permitimos que ellos participen en el proceso, si los dejamos ayudar con lo que sí pueden, les ayudamos a aprender y adquirir maestría. Esto les dará la confianza que nosotros creemos en ellos y por lo tanto ellos también creerán en sí mismos.

* Darles tiempo para lograrlo: Es indispensable que les demos tiempo de poder hacer las cosas; las prisas son nuestro principal enemigo. Si los dejamos intentar, pero les presionamos constantemente, en vez de lograr que se sientan competentes lograremos que se sientan inútiles y frustrados.

* Avisarles lo que va a suceder: Cuando les avisamos qué va a suceder les permitimos prepararse para lo que viene. Al no ser tomados por sorpresa, están más dispuestos a cooperar y ayudar. Al mismo tiempo les da mayor tranquilidad.

* No interrumpir su juego: El juego es parte fundamental en el desarrollo de los niños; a través de éste logran entender y asimilar el mundo. Si los interrumpimos cuando están absortos jugando, les damos el mensaje de que lo que están haciendo no es importante para nosotros; además, interrumpimos la concentración que tenían, en vez de fomentar los períodos de concentración largos.

* Permitirles resolver sus problemas: Cuando se les presenta un problema y corremos a rescatarlo o solucionarlo por ellos, les hacemos sentir que no lo pueden resolver. Es importante que los dejemos intentar resolver la situación; podemos ayudar si lo requieren, pero siempre dejando que sean ellos los que encuentren la solución. Nos sorprenderá cuántas veces pueden hacerlo por sí mismos, si les damos el tiempo y la confianza.

* Poner límites: Éstos son indispensables para hacerlos sentir seguros, les permiten entender las causas y efectos, y eventualmente les enseñan a tomar decisiones. Podemos ser padres amorosos y muy firmes a la vez.

* Cubrir sus necesidades: Parte fundamental del trabajo de los padres es cubrir las necesidades físicas y emocionales de nuestros hijos. Darles de comer cuando tienen hambre, acostarlos cuando tienen sueño, consolarlos cuando están tristes, acompañarlos cuando se sienten solos. Sin embargo debemos de tener mucho cuidado de no confundir necesidades con caprichos.

* Respetar nuestras necesidades: Para tener una relación de respeto es fundamental que éste sea recíproco. Para lograrlo es indispensable que cuidemos nuestras propias necesidades, a fin de que ellos poco a poco aprendan a respetarlas.

Estos son algunos ejemplos que espero les sean de utilidad; sin embargo, recordemos que dentro de nosotros está la respuesta adecuada para nuestros hijos. Ayuda mucho que como padres nos informemos y estudiemos el proceso natural de desarrollo de los niños, para entender, conocer y en consecuencia, respetar su desarrollo.

El mejor momento para fomentar el valor del Respeto, es cuando son niños y se están formando un concepto propio, una idea de quiénes y cómo son. Lo que nosotros les reflejemos como padres va a ser determinante en lo que crean de sí mismos.

Al respetarlos, les damos el mensaje que son dignos de ese respeto, que son importantes, valiosos y únicos. Este mensaje va a marcar poderosamente la aceptación que tengan de sí mismos. No olvidemos que somos, para ellos, las personas más importantes de su vida y definitivamente la mejor forma de enseñarlos a respetar, es respetarlos a ellos.

Nos leemos pronto

Hilda

@MMIUXX

“Lo que se les hace a los niños,

los niños harán a la sociedad”

Karl Menninger