¿Puedes amar a tu mascota tanto como a un hijo?

¿Puedes amar a tu mascota tanto como a un hijo?

El amor no debe ser exclusivo de una relación de ADN, sino de la interacción y convivencia entre los seres vivos. Algunas personas podrán amar a un perro, una tortuga, una planta o un sitio y eso no es de locos, simplemente son personas que aprecian la importancia del entorno natural.

¿Puedes amar a tu mascota tanto como a un hijo?

Siempre han existido diversos tipos de familia, sin embargo; en los últimos años ha habido una mayor apertura para reconocerlas y respetarlas. En la nueva generación de millennials, por ejemplo, hay una tendencia de evitar la paternidad y reemplazar a los bebés por mascotas, especialmente perros.

Este fenómeno ha generado tantos adeptos como opositores, quienes cuestionan si una mascota verdaderamente podría llegar a “suplir” a un ser humano y si el amor filial entre diferentes especies existe realmente. Incluso es frecuente que los miembros de este tipo de familias de diferentes especies se cuestione si es normal querer a un perro como su fuera su hijo o si es posible sentir amor por él.

Entre el amor por una mascota y tratarlo como un hijo humano hay una delgada línea, donde el cariño puede considerarse como maltrato animal. De ninguna manera está mal amarlo, pero es importante que no se limiten o bloqueen sus instintos animales, ya que puede derivar en alteraciones de comportamiento e incluso psicológicas para ellos. Al igual que los niños humanos, lo mejor es establecer límites por su propio bien.

No es necesario tratarlos como humanos para integrarlos como un miembro de la familia y eso tampoco significa que se le quiera menos. Recientes estudios indican que el amor entre una mascota y su dueño va más allá de la simple compañía, ropa, juguetes y otros accesorios.

De acuerdo con dichos estudios, el amor filial por una mascota es normal y benéfico para ambos. La oxitocina, conocida también como la “hormona del amor”, es la responsable de desencadenar los lazos y vínculos efectivos. Una mirada entre un humano y un perro, por ejemplo, puede desencadenar la generación de esta hormona, lo que nos hace sentir un gran placer, es decir, que se crea una unión biológica como la que se crea entre padres e hijos.

El amor no debe ser exclusivo de una relación de ADN, sino de la interacción y convivencia entre los seres vivos. Algunas personas podrán amar a un perro, una tortuga, una planta o un sitio y eso no es de locos, simplemente son personas que aprecian la importancia del entorno natural. No limites la capacidad de amor que tienes y ama tu planeta.

COLABORACIÓN DE EARTHGONOMIC MÉXICO, A.C. Nuestra misión es fomentar el desarrollo de la sociedad en armonía con el entorno natural y el respeto a los seres vivos. Para más información visita: www.earthgonomic.org @Earthgonomic y /Earthgonomic