Ver, oír y ¿callar?

Ver, oír y ¿callar?

Deseo que tu voz sea escuchada y no juzgada, que puedas crear con tu palabra, que te permitas creer en ti decidiendo en tu propia vida con la fuerza y el poder que te da un corazón que late.

Ver, oír y ¿callar?… En estos días el silencio parece ser un aliado poderoso, una capa para protegernos del juicio, de la violencia que nos rodea y altera, parece que es mejor quedarse mudos,  dejar de compartir lo que creemos, lo que necesitamos y evitar el conflicto a toda costa pero ¿hay crecimiento sin conflicto? Valen la pena las relaciones ficticias en las que no hay verdad, sólo otro cuerpo al lado que entre silencios co habita con el nuestro lleno de verdades calladas… suena horrible ¿verdad? no es nada cómodo pensarlo, pero ésta realidad no es casual, cuando alguien necesita decirnos algo preferimos no escuchar, elegimos el silencio y esas palabras que no llegan a la superficie, que se anidan en nuestro cuerpo, lo van enfermando, se convierten en sombras, en fantasmas…

¿Cuánto daño podemos permitirle al juicio de los otros como para que valga nuestro propio silencio? Por qué ese miedo maldito al qué dirán es tan fuerte como para que no podamos expresar nuestro sentir, cuando al final, son esos, los llamados locos los que han cambiado la historia, los que han sostenido su verdad sin miedo a la hoguera, ellos los que han hablado, los que se dieron permiso de pensar diferente y compartir su pensar… lo nuevo y distinto siempre dará miedo, eso no tiene por qué ser razón para nuestro silencio…

Yo decido hablar, tener cerca a otros locos que piensen como yo y permitir que las palabras intercedan por mi con su fuerza y su poder para dejar volar a quienes necesitan de otros espacios para seguir creciendo, por qué callar para mantener relaciones que sólo resultarán estériles, en el mejor de los casos.

Yo decido, hablar, creer en mi, en mi corazón y en mi locura. Decido creer primero en mi, para poder creer en otros. Se dice que es mejor ser dueño de nuestro silencio que esclavo de nuestras palabras, ciertamente guardar el espacio suficiente para compartir algo verdaderamente importante en su tiempo perfecto es sabio, pero pretender andar por la vida llenos de silencios, es procurar la enfermedad y la verdadera soledad, esa que se da entre dos que compartiendo el mismo espacio no se pueden acompañar verdadera y profundamente.

Las palabras pueden ser puentes, deben serlo, construir posibilidades infinitas, ser ladrillos para la creación. Por eso no podemos seguir patrocinando una sociedad de silencios, en donde el que piensa diferente debe de callar ante la posibilidad de ser juzgado por actuar fuera del patrón, sin aquellos que se permiten otros parajes para su propia creación estaríamos mutilando la evolución, crecemos gracias a la diferencia, entendemos nuevas posibilidades cuando alguien recorre nuevos caminos.

Deseo que tu voz sea escuchada y no juzgada, que puedas crear con tu palabra, que te permitas creer en ti decidiendo en tu propia vida con la fuerza y el poder que te da un corazón que late, que constantemente dice si a la vida, te deseo un camino lleno de verdad, en el que puedas escuchar y ser escuchado.

Claudia Lizaldi

Twitter de la autora @ClaudiaLizaldi

Fotografía principal: Landahlauts