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¿Cómo hablar con mis hijos sobre Ayotzinapa, las manifestaciones y la violencia?

17 de octubre de 2023

¿Cómo hablar con mis hijos sobre Ayotzinapa, las manifestaciones y la violencia?

En la actualidad los mexicanos estamos sangrando ante la arbitrariedad, el cinismo y la injusticia de figuras que, se supone, deberían cuidarnos.

Seguimos con esto… (tristemente) ¿Cómo hablar con mis hijos sobre Ayotzinapa, las manifestaciones y la violencia?

En la actualidad los mexicanos estamos sangrando ante la arbitrariedad, el cinismo y la injusticia de figuras que, se supone, deberían cuidarnos.

Día a día, nos levantamos luchando por sobrevivir ante la pobreza, los levantamientos policíacos o inclusive la muerte. Sentimos que nuestra supervivencia depende de esta actitud defensiva contra el de a lado, los inferiores y los superiores. Sólo queda la desilusión, el miedo y la congoja.

Ante la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, los mexicanos despertaron de la somnolencia que nació de su propio dolor de generaciones atrás (quizá desde la época de la Conquista). Nos supimos desolados ante un desamparo y descontrol, un estrés extremo que exige congelación, una ruptura de la continuidad de la vida y de la propia existencia. Nos supimos traumatizados por esta figura de autoridad, encargada de protegernos. Nos vivimos con problemas de vinculación afectiva ante la diferenciación social entre el que cuenta monedas para la leche de sus hijos y el que da, sin ver, billetes para una noche de jarras; nos parecía “normal” la agresión y violencia social que se vivía en todo el país; nos dejamos llevar por nuestra memoria afectada por el trauma, enfocándonos en los chismes de la farándula o en comportamientos de riesgo; nos creímos que los mexicanos somos “dejados”, flojos, malinchistas, mediocres, muertos de hambre, y por ende fuimos perdiendo nuestros recursos de lo que verdaderamente somos; en ocasiones dejamos de sentir como parte de un aplanamiento emocional de la indefensión ante la injusticia; nos volvimos extremadamente vulnerables ante nuestros abusadores…

Y es toda esta emoción colectiva de desilusión, mezclada con tintes de muerte, que los mexicanos vivimos en el día a día. ¿Cómo negar nuestra indefensión ante la violencia (física, simbólica, psicológica, sexual y negligencia) por parte de un gobierno apático? ¿Cómo lograr que el mexicano promedio pueda recuperar su identidad de aquello que le hicieron creer que era?

Aunque existen tratamientos psicoterapéuticos enfatizados en el bienestar social, existe uno que sólo tú puedes lograr: la educación en el día a día. A través de la vivencia diaria y de la crianza, lxs niñxs pueden tomar consciencia de lo que sucede en su patrimonio y así, en un periodo de largo plazo, ellos sean capaces de tomar acciones proactivas.

¿Debo decirle a mis hijos acerca de los 43 estudiantes de Ayotzinapa?

Cuando tenemos unx hijo, deseamos protegerlos para que nada malo les suceda. Procuramos que, dentro del hogar, no se enteren de “situaciones fuertes”: pornografía, sexualidad, guerra, entre otros. Sin embargo, como seres sociales, los niños son testigos de lo que sucede a su alrededor; por lo que se requiere de un complemento que explique lo sucedido. Como lo caracteriza el siguiente video de Save The Children, de traumas agudos y crónicos derivados por una guerra:

 Tras ver el video, probablemente estemos renuentes a hablar al respecto de la situación del país con nuestros hijos. Sin embargo, ¿en qué ayudaría o perjudicaría que ellxs se enteren del caso de Ayotzinapa, las manifestaciones, la violencia, los ataques y la indiferencia? Y en caso de que ya lo sepan, ¿cómo platicarlo en familia? 

Primero es indispensable preguntarles a ellos qué saben del tema, qué han escuchado o qué han comprendido. A partir de entonces explicar, con palabras que formen parte de su vocabulario, lo que está sucediendo en el país: no significa sacar un periódico con fotografías agresivas ni tampoco ignorar sus inquietudes. Es entablar una conversación que le permita comprender la importancia del respeto de los derechos humanos de cada un individuo. Este tipo de pláticas dará pie a otras que impliquen un valor importante en la historia personal y familiar, tales como la sexualidad, la elección de carrera, entre otros.

Segundo, enseñarles a través de actos y palabras la importancia de expresar su pensamiento (siempre respetando al otro) y sentimientos. Incluso cuando se trata de darle la mano al más desprotegido, al sonreírle al vecino del transporte público, a no tirar y a recoger la basura de la calle, a ser solidario, respetuoso y tolerante con las diferencias de las personas, a respetar los deseos de cada individuo (siempre y cuando no afecten los derechos de los demás), a formar parte de un grupo filantrópico, a ser unidx y congruente con su grupo social así como consigo mismx. Todos estos actos instruyen a los niñxs a adquirir una noción más amplia de su existencia dentro de un colectivo social, que incluye a su familia, su comunidad, su ciudad, su estado, su país, su planeta.

Tercero, y para concluir, es sólo a través del amor y el respeto hacia los otros seres humanos que saldremos de la impotencia e indignación en la que los mexicanos vivimos. La expresión (incluso física) de amor hacia los seres vivos transformará nuestra resistencia en comunidades con esperanza, motivación y proactividad.

¡Despertemos, mexicanos! Estas pláticas pueden lograr cambiar cosas que, aunque seamos vulnerables al trauma crónico, nos une a luchar por un México que lo conformamos sus ciudadanos (nuestros hijos incluídos).

María José CA

Twitter de la autora: @deixismj

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