La influencia de los amigos en nuestros hijos a lo largo de su vida… Conforme nuestros hijos crecen, buscan la autonomía que les permita adquirir nuevos conocimientos y experiencias; por consiguiente, en cuanto más habilidades perceptivas, mentales y físicas desarrollen con el paso de los años, más motivados se sentirán para alcanzar diversas metas. Estas actividades pueden variar de acuerdo con la etapa de desarrollo en que se encuentre: desde generar amistades hasta terminar una carrera e independizarse; y cada una de ellas implicará que él o ella cumpla tareas cada vez más complejas.
En cada una de las etapas, el niño tratará de saciar esas necesidades de superación; entre las cuales, en ocasiones, buscará ser aceptado por un grupo de amigos. Y es cuando entra en juego la influencia social, proceso grupal que influirá en el comportamiento de una o varias personas. En el año de 1951, el psicólogo estadounidense, Solomon Asch, hizo pruebas acerca del poder de la influencia social en uno mismo, llamándolo “Paradigma de la conformidad”.
En muchas ocasiones, esta presión social puede desencadenar diversas reacciones en nuestros hijos, en especial durante la etapa de la adolescencia (cuando empiezan a buscar una identidad propia y formar parte de un grupo similar a ella).
Uno de los efectos generados por la influencia social pueden llegar a ser perjudiciales. Dan Levy, profesor en Harvard y coautor de un estudio acerca de la influencia social en estudiantes con el alcoholismo, menciona que “Encontramos que, en el fondo, cuando socializas con una persona que bebe alcohol, tus notas también tienden a ir en picada”. Por el otro lado, otro estudio de la Universidad de Michigan demuestra que, con todo, no hay un efecto de “contagio” respecto con la salud mental de un compañero y otro. En otras palabras, los problemas emocionales no parecen influenciar a largo plazo en otras personas: “Nuestros descubrimientos son consistentes en un contagio significativo en la salud mental ni tampoco en algún efecto considerable de corrupción en unas otros aspectos: como en la transmisión de la felicidad y de la ansiedad y depresión”.
En ese mismo estudio también se intuyó la incidencia en que la influencia de un amigo en específico, debido a que no existe una variabilidad en sus contactos sociales. De hecho, esta situación puede tener efectos en el desempeño académico, aumento o pérdida de peso, y en la práctica de alcoholismo. Que ojo, eso no significa que la responsabilidad quede por completo sobre los compañeros de nuestro hijo; sino, también tanto en la educación académica y psicológica que ellos reciban.
Por el otro lado, las amistades también pueden fungir como un apoyo beneficioso en nuestros hijos. Dr. Eisenberg menciona que “un amigo que transmite un sentido de ‘me preocupo por ti’, es una conexión social que puede ser un salvavidas. Y los resultados pueden ser hasta mágicos”.
Es decir, cuando uno de los chicos presenta relevantes síntomas depresivos, los amigos pueden fungir como un potencial soporte emocional.
Para concluir, si bien un individuo puede presentar síntomas de depresión, que le generan actividades contraproducentes en su salud, como drogarse, tomar mucho alcohol, dejar de comer o viceversa (comer en exceso), tumbarse en la cama durante días, entre otros, es gracias a la correcta información proporcionada, al apoyo familiar, social y terapéutico que puede sobreponerse de este estado de ánimo.