¡Shaná tová! Con la primera estrella de hoy, la comunidad judía celebrará Rosh Hashaná, el comienzo del año 5777 del calendario hebreo.
¡Shaná tová! Con la primera estrella de hoy, la comunidad judía celebrará Rosh Hashaná, el comienzo del año 5777 del calendario hebreo. La festividad, que se extenderá hasta el martes, convoca a las familias a reunirse para revisar los orígenes y los propios actos.
Rosh Hashaná es la única festividad judía cuya duración es igual en Israel y en el resto del mundo: dos días. El Año Nuevo judío cae, según el calendario hebreo, en Tishrei, el séptimo mes año. Pero, ¿por qué ocurre esto?
El primer mes del almanaque es Nisán, debido a la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto. No obstante, según la tradición, Adán y Eva fueron creados en Tishrei, por lo cual el ciclo anual se inicia en este mes.
El Año Nuevo judío que comienza este domingo a la noche y se prolongará hasta el martes, es el 5777, según su calendario. Rosh Hashaná (cabeza del año) trata de la conmemoración de la primera pareja humana en el contexto de la creación del universo.
El nuevo año judío tiene cuatro acepciones: Rosh Hashaná, que refiere al día de la creación; Iom Ha Din, que se basa en la idea teológica de que mujeres y varones son juzgados por sus acciones; Iom Ha Zikarón, que remite al recuerdo del propio ser y Iom Truá, que alude al despertar de la apatía para asumir las propias elecciones.
Rosh Hashaná es la oportunidad para un balance del alma y una evaluación de la existencia, junto al Iom Kipur, Día del Perdón, que se celebra diez días después.
La celebración comienza al anochecer de la víspera. El shofár se toca durante la plegaria matutina. El sonido de este cuerno, casi siempre de carnero, llama a los judíos a la meditación, al autoanálisis y a retomar el camino de justicia. El Shofár se toca con el sentido de “despertar el alma”, y se tocan tres sonidos distintos: Tekiah (la explosión), que consiste en un sonido largo; Shvarim (alarma), que son tres sonidos de mediana duración; y Teruá (quebrantamiento), que constituyen nueve sonidos cortos, como intermitentes. Además, se toca durante el mayor tiempo posible -hasta que aguante el instrumentista- la Tekiah Guedolá (gran soplido o toque final), que alude a que el Shofár mayor será tocado desde el Exilio al pueblo de Israel cuando llegue el Mesías.
También se conoce como el Día del Toque del Shofár y como el Día del Juicio porque ese día Dios juzga a los hombres, abriendo tres libros: uno, con los malos (quienes quedan inscritos y sellados para la muerte); otro, con los buenos (quienes quedan inscritos y sellados para la vida), y el tercero, para quienes serán juzgados en Yom Kippur.
Una comida típica de la festividad es la jalá (pan trenzado) redondo, que simboliza la circularidad del año y, más aún, de la vida. A diferencia de lo que ocurre durante el resto del año, en Rosh Hashaná la forma de la jala es redonda.
Otro alimento común y tradicional de esta fiesta es la manzana con miel, que alude al deseo de un año dulce, lleno de bondad y prosperidad. La dulzura del fruto y la de la miel son de dos tipos distintos y representan –respectivamente- alegrías diferentes: por un lado, las familiares, personales y laborales y, por otro, las imprevistas y riesgosas.
Rosh Hashaná (Comienzo del año), junto con Yom Kippur (Día del perdón), forman en la tradición judía una unidad llamada Yamim Noraim (Días terribles), por ser el momento en que Dios juzga al mundo y decreta lo que sucederá en el transcurso del nuevo año.
¡Feliz año nuevo judío! ¡Shaná tová!