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Lo que hay que saber sobre los bebés prematuros

17 octubre, 2023

Lo que hay que saber sobre los bebés prematuros

Cuidar de un bebé prematuro exige más tiempo y esfuerzo que cuidar de un bebé a término, motivo por el cual las clínicas de bebés de alto riego prestan una atención especial a las necesidades de toda la familia en su conjunto.

Los bebés prematuros son los que nacen antes de término. Sus nacimientos tienen lugar antes de que se hayan cumplido 37 semanas de embarazo; los bebés a término nacen entre 37 y 42 semanas después del último período menstrual.

La causa de un parto prematuro se desconoce y es algo que la madre no puede controlar, sus causas son variables: desde padecimientos médicos de la madre hasta factores de su estilo de vida durante el embarazo, como diabetes mellitus, hipertensión, problemas renales o cardíacos, una infección (sobre todo las que afectan a las membranas amnióticas y al tracto urinario), no haberse alimentado bien durante el embarazo, o los sangrados provocados por una posición anómala de la placenta.

Los partos prematuros pueden obedecer a anomalías estructurales, al hecho de forzar demasiado el útero por llevar más de un bebé (mellizos, trillizos, o más) o al consumo de tabaco, alcohol o drogas ilegales durante el embarazo. Los partos prematuros son más frecuentes en las mujeres menores de 19 años o mayores de 40, y en las que ya han tenido un parto prematuro previamente.

Los bebés prematuros tienen muchas necesidades especiales. Suelen pasar la primera etapa de la vida extrauterina en una unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN). La UCIN está diseñada para proporcionar a los bebés prematuros una atmósfera que les limite el estrés y que satisfaga sus necesidades básicas de calor, nutrición y protección para asegurarles un crecimiento y desarrollo adecuados.

Gracias a la gran cantidad de avances recientes en medicina neonatal, más del 90{34a698e907b8d6c8957c8a51888731b5cd917852059d33ee997608a9c59bd735} de los bebés prematuros que pesan 800 gramos o más (un poco menos de dos libras) sobreviven. Los que pesan más de 500 gramos (un poco más de una libra) tienen más del 60{34a698e907b8d6c8957c8a51888731b5cd917852059d33ee997608a9c59bd735} de probabilidades de sobrevivir, aunque las probabilidades de que sufran complicaciones son mayores.

Los bebés prematuros carecen de la grasa corporal necesaria para mantener la temperatura corporal, incluso aunque estén bien abrigados con mantas. Por este motivo, se utilizan incubadoras o calentadores radiantes para mantener su temperatura en la UCIN. El hecho de mantener la temperatura de los bebés dentro de los márgenes de la normalidad les ayudará a crecer más deprisa.

Las incubadoras están fabricadas con plástico transparente y rodean completamente el cuerpo del bebé para mantenerlo cálido, reducir las probabilidades de infección y limitar la pérdida de agua. Los calentadores radiantes son camas abiertas que se calientan eléctricamente. Se utilizan cuando el personal médico necesita acceder frecuentemente al bebé para procurarle los cuidados que necesita. Un diminuto termómetro pegado a la piel del bebé se encarga de medir su temperatura corporal y de regular el calor.

Tienen necesidades nutricionales especiales porque crecen más deprisa que los bebés a término y sus sistemas digestivos son inmaduros. Los neonatólogos miden el peso de los bebés en gramos, no en libras y onzas. Los bebés a término suelen pesar más de 2.500 gramos (aproximadamente cinco libras y ocho onzas), mientras que los bebés prematuros pesan entre 500 y 2.500 gramos.

Entonces, ¿de qué se alimentan los bebés prematuros? La leche materna es una excelente fuente nutricional, pero los bebés prematuros son demasiado inmaduros para alimentarse directamente del pecho de la madre o del biberón hasta que tienen una edad gestacional de entre 32 y 34 semanas. La mayoría de bebés prematuros tienen que alimentarse muy lentamente debido al riesgo de desarrollar una infección intestinal exclusivamente propia de los bebés prematuros denominada enterocolitis necrosante. La madre se puede extraer leche para que se la administren después al bebé mediante una sonda, es decir, un tubito que se introduce por la boca o la nariz del bebé y le llega hasta el estómago.

La leche materna tiene ventajas sobre la leche artificial porque contiene proteínas que ayudan a luchar contra las infecciones y favorece el crecimiento. A veces la leche materna (o la leche artificial si la madre no desea o no puede dar el pecho al bebé) se enriquece con suplementos especiales, porque los bebés prematuros tienen mayores necesidades de vitaminas y minerales que los bebés a término.

Prácticamente todos los bebés prematuros reciben suplementos de calcio y fósforo, sea añadiéndoselos a la leche materna o a través de leches infantiles especiales para prematuros. La concentración de sustancias químicas y minerales en la sangre de estos bebés, como la glucosa (azúcar), la sal, el potasio, el calcio, el fosfato y el magnesio, se controla regularmente, adecuando la dieta del bebé para mantener estas sustancias dentro de los márgenes de la normalidad.

Los bebés prematuros son más proclives a padecer diversos problemas de salud, sobre todo porque sus órganos internos no están completamente preparados para funcionar de forma independiente. 

Afecta al 80{34a698e907b8d6c8957c8a51888731b5cd917852059d33ee997608a9c59bd735} de los bebés prematuros. Los bebés con hiperbilirrubinemia tienen concentraciones elevadas de bilirrubina, un compuesto que se produce como resultado de la descomposición natural de la sangre, hacen que los bebés desarrollen ictericia, una tonalidad amarillenta en la piel y la esclerótica de los ojos.

Aunque una ictericia leve es bastante frecuente incluso en bebés a término (la presentan en torno al 60{34a698e907b8d6c8957c8a51888731b5cd917852059d33ee997608a9c59bd735}), es mucho más habitual en los bebés prematuros. Las concentraciones de bilirrubina extremadamente elevadas pueden provocar lesiones cerebrales, motivo por el cual se supervisa atentamente la ictericia en los bebés prematuros para poderla tratar rápidamente, antes de que la bilirrubina alcance concentraciones peligrosas. Los bebés con ictericia se colocan debajo de unas lámparas especiales que proyectan una luz azulada que ayuda al organismo a eliminar la bilirrubina. En contadas ocasiones, la ictericia grave se tiene que tratar mediante transfusiones de recambio de sangre.

Durante una apnea, el bebé deja de respirar, su frecuencia cardiaca disminuye y la piel se le puede poner pálida, amoratada o azul. Suele estar provocada por la inmadurez del área del cerebro que controla el impulso de respirar. Casi todos los bebés que nacen con 30 semanas de gestación o menos tendrán algún episodio de apnea. 

En la UCIN, se controla con monitores a todos los bebés prematuros para detectar apnea. El tratamiento de un episodio de apnea puede ser tan sencillo como estimular suavemente al bebé para que vuelva a respirar. De todos modos, cuando las crisis de apnea son frecuentes, el bebé puede requerir medicación (mayoritariamente cafeína) y/o un dispositivo nasal especial que le insufla constantemente una corriente de aire en las vías respiratorias para mantenérselas abiertas.

Muchos bebés prematuros carecen de un numero suficiente de glóbulos rojos para transportar oxígeno a todas las células del cuerpo. Esta complicación, denominada anemia, es fácil de diagnosticar con pruebas de laboratorio. Los glóbulos rojos de un bebé tienen una vida más corta que los de un adulto. Y las frecuentes muestras de sangre que se deben ir tomando para realizar todas las pruebas de laboratorio dificultan la reposición de los glóbulos rojos. Algunos bebés prematuros, especialmente los que pesan menos de 1.000 gramos, requieren transfusiones de glóbulos rojos.

Es una complicación relativamente habitual que puede ocurrir poco después del nacimiento. Puede obedecer a una infección, a una pérdida importante de sangre o fluido o a los medicamentos administrados a la madre antes del parto. La hipotensión arterial se trata incrementando el aporte de líquidos o con medicamentos. Los bebés que padecen hipotensión arterial porque han perdido sangre es posible que necesiten transfusiones.

Uno de los problemas más frecuentes e inmediatos a que se enfrentan los bebés prematuros es la dificultad para respirar. 

En este síndrome, los pulmones inmaduros del bebé no producen suficiente cantidad de una sustancia denominada surfactante. El surfactante permite que la superficie interna de los pulmones se expanda adecuadamente cuando el bebé pasa de estar dentro del vientre materno a estar en el exterior y tener que respirar aire después del parto. Afortunadamente, este síndrome tiene tratamiento y muchos bebés lo superan sin problemas.

Cuando no se puede evitar el parto prematuro, a la mayoría de las mujeres embarazadas les administran un medicamento justo antes del parto para favorecer la producción de surfactante en los pulmones del bebé y así prevenir el síndrome disneico neonatal. Luego, inmediatamente después del nacimiento y varias veces después, se puede administrar al bebé surfactante si lo necesita.

El mecanismo exacto de esta enfermedad todavía no está claro, pero la prematuridad extrema, el síndrome de dificultad respiratoria neonatal grave, las infecciones previas y posteriores al nacimiento y el uso prolongado de oxígeno o de un respirador (ambos necesarios para tratar una enfermedad pulmonar) son factores que desempeñen un papel importante en el desarrollo de la displasia broncopulmonar.

Los pulmones de estos bebés suelen mejorar durante los dos primeros años de vida, pero muchos de ellos siguen presentando síntomas de tipo asmático.

Las infecciones son una grave amenaza para los bebés prematuros ya que son menos capaces que los bebés a término de luchar contra gérmenes que pueden provocar enfermedades graves. La infección puede habérsela transmitido la madre antes, durante o después del parto o bien proceder de otras fuentes. Prácticamente todas las partes del cuerpo de un bebé prematuro se pueden infectar. Reducir el riesgo de infección es el motivo de que en la UCIN sea necesario lavarse las manos tan frecuentemente.

Las infecciones bacterianas se tratan con antibióticos. Para tratar infecciones víricas y fúngicas, se recetan otros medicamentos.

El conducto arterioso es un vaso sanguíneo que desempeña un papel básico en la circulación fetal, al evitar que la sangre pase por los pulmones, ya que el oxígeno de la sangre fetal procede de la madre, no del aire inspirado.

En los bebés a término, el conducto arterial se cierra nada más nacer, pero en los bebés prematuros suele permanecer abierto. Cuando ocurre esto, se produce un exceso de irrigación sanguínea en los pulmones que puede provocar dificultades respiratorias y a veces insuficiencia cardiaca.

El conducto arterioso persistente se suele tratar con un medicamento denominado indometacina o con ibuprofeno, fármacos que permiten cerrar eficazmente el conducto arterioso en más del 80{34a698e907b8d6c8957c8a51888731b5cd917852059d33ee997608a9c59bd735} de los bebés medicados. No obstante, si la medicación no resulta eficaz, puede ser necesario intervenir al bebé quirúrgicamente para cerrar el conducto.

Los ojos de los bebés prematuros son especialmente susceptibles a sufrir lesiones tras el nacimiento. Una complicación grave es la retinopatía del prematuro, que es un crecimiento anómalo de los vasos sanguíneos en el ojo del bebé. Aproximadamente el 7{34a698e907b8d6c8957c8a51888731b5cd917852059d33ee997608a9c59bd735} de los bebés con un peso natal de 1.250 gramos o menos (2’75 libras) desarrollan retinopatías, y las lesiones resultantes pueden ir de leves (necesidad de llevar gafas) a graves (ceguera). A todos los bebés prematuros se les examinan los ojos en la UCIN para determinar si padecen esta afección.

Los bebés prematuros a menudo requieren cuidados especiales después de abandonar la UCIN, a veces tienen que ingresar en una clínica de recién nacidos de alto riesgo o participar en un programa de intervención precoz. Aparte de los exámenes pediátricos regulares y de las vacunas que les ponen a todos los bebés, los bebés prematuros se someten periódicamente a evaluaciones oculares y auditivas.

Se presta una atención especial al desarrollo del sistema nervioso, incluyendo el momento en que alcanzan los principales hitos del desarrollo motor, como sonreír, sentarse y andar, así como las posturas que adoptan y el tono muscular.

El desarrollo del habla y del comportamiento en general también son áreas importantes a evaluar durante las visitas de seguimiento. Algunos bebés prematuros requieren logopedia o fisioterapia cuando crecen. Los bebés que han tenido complicaciones en la UCIN es probable que necesiten cuidados adicionales de médicos especialistas.

También es importante apoyar a la familia del bebé. Cuidar de un bebé prematuro exige más tiempo y esfuerzo que cuidar de un bebé a término, motivo por el cual las clínicas de bebés de alto riego prestan una atención especial a las necesidades de toda la familia en su conjunto.